Miradas que sobran, miradas que faltan. Encuentros visuales que todos vivimos cada día.
Sonrisas de sí, sonrisas de no, sonrisas de nada que son leídas y respondidas para ser juzgadas y jugadas hasta que vuelvan a aparecer en forma de un abrazo corto para ti, largo para mi, intenso para él e irrepetible para ella.
Todos seguirán tejiendo el velo de los malentendidos para acabar pronunciando algo que ya decía aquel: todo fue un gran malentendido.